miércoles, 24 de octubre de 2012

LOS CLARETIANOS EN DON BENITO: VIDA, RELIGIOSIDAD Y FORMACIÓN






Esta entrada de Blog, pretende dar testimonio, en un día como el de hoy, 24 de octubre, donde se celebra la onomástica de San Antonio María Claret, de la labor que vienen desempeñando en el barrio de San Juan, los padres claretianos, congregación de rancio abolengo en nuestra ciudad de Don Benito, y cuyas virtudes y orígenes conviene poner de manifiesto.

La idea y los orígenes del Colegio Claret se remontan al año 1.893, fecha de la llegada de los Misioneros Claretianos a Don Benito. Desde los inicios, los Misioneros del Corazón de María fueron dando los pasos para implantar el ministerio docente en la Ciudad, cumpliendo los deseos del fundador y bienhechor D. José Alguacil-Carrasco.

Lo que hoy es Colegio Claret, tuvo sus inicios en 1.896 con una Preceptoría de Latinidad con siete alumnos. En el curso siguiente, se comenzó el año preparatorio de Bachillerato, 1º y 2º del mismo, y en 1.898 se incorporó al Instituto de Badajoz con 4 cursos y un total de 42 alumnos, todos de Don Benito y “como los muchachos de los pueblos vecinos llamaban insistentemente a nuestras puertas, los Superiores afrontaron el tema del Internado”.

  
Curso 1904-1905

PRIMER INTERNADO CLARETIANO


Después de algunos años de funcionamiento del Colegio y Semipensionado, se sintió la necesidad de implantar el Internado, para lo cual se comenzó a construir en 1.903 un nuevo edificio (Patio de Cristales).

Inaugurado en 1.904, tenía capacidad para 54 internos y podía atender a cuantos externos y mediopensionistas acudiesen a la población. Fue el primer Internado de la Congregación de los Misioneros del Corazón de María.



LOS INICIOS

 

Durante la etapa de los 8 primeros años, su buen funcionamiento se encontraba limitado por las estructuras de la Casa-Misión. 

Desde 1.904, situado en el nuevo edifico del Patio de Cristales, el Colegio Corazón de María fue consiguiendo gran incremento, auge y fama, y éxitos muy destacados en todos los campos. 



A partir de la canonización de San Antonio María Claret, algunas obras claretianas cambiaron el nombre de la Titular y Patrona de la Congregación (Corazón de María) por el del Fundador. Por ello, en 1978, el Colegio Corazón de María pasó a denominarse "Colegio Claret".

Desde los años 90 el Colegio Claret se ha preparado para los nuevos retos y desafíos con motivo de las reformas educativas. Se han hecho importantes inversiones económicas, adaptando sus instalaciones a los requisitos exigidos por la Ley, se ha estructurado el centro y se ha seguido un plan sistemático de formación del profesorado para responder a las nuevas exigencias con una educación y enseñanza de calidad.

 
En los últimos cursos, fiel a su misión educativa cristiana y a su compromiso con la sociedad de ofertar una enseñanza de calidad, el Colegio ha adaptado sus Proyectos Educativo y Pastoral.

 Patio de Cristales - Colegio Claret - Don Benito

Con ilusión y esperanza y ya en el siglo XXI, su objetivo es seguir haciendo camino desde la misión compartida con la participación corresponsable y comprometida de todos los estamentos de la Comunidad Educativa (Padres, Profesores, Personal de Administración y Servicios, Alumnos, Antiguos Alumnos y Entidad Titular).




SAN ANTONIO MARÍA CLARET




 San Antonio María Claret y Clarà C.M.F. (en catalán: Antoni Maria Claret i Clarà) (Sallent, 23 de diciembre de 1807 - Abadía de Fontfroide, 24 de octubre de 1870), español, arzobispo de Santiago de Cuba y confesor de la reina Isabel II de Borbón. Fundador de la Congregación religiosa católica de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (Misioneros Claretianos) (Cordis Mariae Filii -C.M.F.-) el 16 de julio de 1849 y, con la venerable María Antonia París de San Pedro, de la Congregación de las Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas el 27 de agosto de 1855. Es patrono de estas congregaciones, los claretianos, co-patrón de la Diócesis de Canarias y de los tejedores.
  
-1.- Vida

Quinto hijo de Juan Claret y de Josefa Clarà, fue bautizado como Antonio, y solamente más tarde, en su ordenación episcopal, incluirá el nombre de María en el suyo por devoción a la madre de Jesucristo. San Antonio María Claret iba con frecuencia con su hermana Rosa a llevarle flores a una capilla. Trabajó en los telares de su padre desde los doce años. Ya con diecisiete, su padre lo envía a la escuela Comercial de La Lonja en Barcelona para apoyar su carrera como industrial textil. A pesar de su prometedor futuro, después de cuatro años regresa a Sallent, su pueblo natal, e ingresa en el seminario de Vich con 22 años. Su primera intención es hacerse cartujo, pero no la llevará a cabo. Se ordenó finalmente sacerdote en 1835 en Solsona. En 1839 viaja a Roma con la intención de ingresar en la Propaganda Fide (Propagación de la Fe) y prepararse para convertirse en misionero, pero un año después regresa a España por motivos de salud.

De nuevo en Cataluña, se le confía la parroquia de Viladrau. Viajará mucho por las tierras catalanas entre 1843 y 1847 hasta que es enviado por el obispado a Canarias. En 1848 fundó la Librería Religiosa, a través de la cual intenta luchar a favor de la fidelidad a la religión católica dentro del país. En 1849 regresa a Vich, donde funda la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María junto con los sacerdotes Esteve Sala, Josep Xifré, Manuel Vilaró, Domènec Fábregas y Jaume Clotet y casi inmediatamente recibe la notificación de su nombramiento como arzobispo de Santiago de Cuba, el 20 de mayo de 1850, a donde se traslada un año después. Fue consagrado el 6 de octubre de 1850 por Llucià Casadevall Duran, obispo de Vich, actuando como co-consagrantes Josep Domènec Costa i Borràs, obispo de Barcelona, y Florencio Costa y Montón, obispo de Gerona.

En Cuba, con la madre María Antonia París, fundó el Inmaculado Corazón de María en 1855. En 1856 sufre un atentado durante una visita a Holguín y un año más tarde vuelve a España al ser nombrado confesor de la reina Isabel II. La reina lo elige también como protector de la iglesia y del hospital de Montserrat de Madrid, y en 1859 Presidente de El Escorial. Además ostentará el título, un tanto honorífico, de arzobispo de Trajanópolis in partibus infidelium (en país de infieles).

Con motivo de la revolución de 1868 tiene que exiliarse a París junto con la reina, donde funda las Conferencias de la Sagrada Familia.

En 1869 participa en la preparación del Concilio Vaticano I, en el que interviene defendiendo la infalibilidad pontificia. Posteriormente se traslada a la comunidad que sus misioneros tienen en Prades (Francia), pero tendrá que refugiarse en la abadía de Fontfroide al ser perseguido por motivo de sus vínculos políticos con la corte de Isabel II. Allí fallece a los 63 años, el 24 de octubre de 1870. Sus restos mortales se trasladaron a Vich en 1897. Es beatificado por Pío XI el 25 de febrero de 1934 y canonizado por Pío XII el 7 de mayo de 1950.

-2.- El papel del padre Claret en la España de su tiempo

 

La biografía del padre Claret está profundamente influenciada por la historia de la época. Así, su marcha a Roma en 1839 coincide con el fin de la Primera Guerra Carlista, en la que Cataluña y su clero apoyan al pretendiente Carlos María Isidro de Borbón en nombre de Cristo Rey, con la promesa de la vuelta al foralismo. De igual manera, es destinado posteriormente a Canarias durante el final de la guerra de los matiners, que prendió en Cataluña después de la crisis agraria e industrial de 1846 solapándose en el tiempo con el fracaso del arreglo matrimonial entre Isabel II y el pretendiente Carlos Luis de Borbón y Braganza, hijo del anterior, y que a veces se denomina Segunda Guerra Carlista. Antonio Claret era un personaje conocido en Cataluña y de gran influencia en los feligreses, que acudían a escuchar sus sermones realizados en su propia lengua, el catalán, incluso desde algún balcón de la plaza pública de los pueblos que visitaba, al ser las iglesias demasiado pequeñas. Para que fuera autorizada la predicación en lengua vernácula se dirigió personalmente a la reina Isabel II diciéndole: "Nosotros predicamos en español y ellos se condenan en catalán". Su apasionada defensa de la fe despertó sin embargo oposición por parte de aquellos campesinos que veían en el clero un valedor de las antiguas estructuras sociales.

Una vez en Cuba, se ganó la enemistad de muchos ya que predicó la igualdad de los negros y los blancos, frente a la postura de otros clérigos que toleraban la esclavitud en ese país. No obstante, en lo demás Antonio siguió siendo un prelado conservador que creía que Cuba podía ser libre bajo la Corona Española, aunque intercedió a favor de los insurrectos independentistas de Joaquín de Agüero, con lo que se valió opositores y simpatizantes en todos los sectores políticos de la isla. El atentado de Holguín se produce, pues, en este contexto.

En España, el padre Claret contribuyó en gran medida a revivir el espíritu evangélico en un país en el que no bastaba el Estado para el mantenimiento de la unidad católica frente a la difusión de las ideas liberales y reformadoras que empezaron a asomar en la década de 1830 y parecen triunfar efímeramente en la revolución de 1868. Sin embargo, la influencia del catolicismo pervivirá mediante la presión y el poder social de la Iglesia y sobre todo mediante la educación católica. Las giras misioneras de Claret se iniciaron en los tiempos convulsos de la oposición de los gobernantes liberales a una Iglesia comprometida con el Carlismo y que ha sido objeto de la desamortización de Mendizábal, de asesinatos de sus monjes –como en julio de 1835-, la intimidación de sacerdotes por parte de las autoridades locales y de sacrilegios en los templos por parte de sectores anticlericales procedentes de la clase obrera. Estas giras tuvieron un éxito enorme: se decía que se habían vendido más de cuatro millones de ejemplares de su Catecismo de la doctrina cristiana (1848) (Mariano Aguilar).

-3.- Abadía de Fontfroide.

Desde que es nombrado confesor de la reina Isabel II en 1857 incita a la aristocracia a emprender obras piadosas y de caridad recordándoles el peligro de una revolución social que traería la difusión del ateísmo (Carr, 280). Además se convirtió en blanco favorito de radicales y liberales por considerarle cabeza del catolicismo político. Se decía que la reina le tenía ya por santo capaz de obrar milagros y que bajo su influencia se convirtió en una beata (Carr, p. 280). Como afirma Mariano Aguilar, aconsejó en varias ocasiones a la reina que eliminase de su gobierno los principios liberales que él consideraba incompatibles con la enseñanza y los intereses de la Iglesia. Su influencia se sumó a la de la monja mística sor Patrocinio, también perteneciente al clero cortesano. Ambos fueron objetos de caricatura en el libro de los hermanos Valeriano y Gustavo Adolfo Bécquer “Los Borbones en Pelota”.

En 1858 fundó la Academia de San Miguel, con la finalidad de agrupar las fuerzas vivas de las artes plásticas, el periodismo y las organizaciones católicas, reuniendo artistas, literatos y propagandistas católicos de toda España.

-4.- Obra escrita

El padre Claret se destacó por su actividad catequética también en el mundo del escrito, tanto en castellano como en catalán. Escribió unas 96 obras propias (15 libros y 81 opúsculos) además de realizar algunas traducciones. Sus libros incluyen el Catecisme de la Doctrina Cristiana (Dic. 1848 Barcelona, Llibreria Religiosa), Catecismo de la Doctrina Cristiana (Dic. 1848 Barcelona, Librería Religiosa), Cami Dret y Segur per Arribar al Cel (1843 Vich, Trullás), Camino recto y seguro para llegar al cielo (1846 Barcelona, Pla), que alcanzó 185 ediciones, en el que defiende firmemente el papel de la mujer como ama de casa, Reflexiones sobre la Agricultura ( Publicado en el diario “El Redactor”, Santiago de Cuba,1854), Sermones de Misión (Varios tomos Barcelona 1857), Colección de pláticas dominicales (Varios tomos Barcelona, 1858), Pláticas doctrinales (1868), su Autobiografía (Escrita por Claret entre 1861-1862, en la cual habla de su vida desde su nacimiento hasta cinco años previos a su muerte en 1870. Publicada por los Misioneros Claretianos en 1915 por primera vez, y se han hecho varias ediciones entre 1951-2008), L´egoísmo Vinto (Roma, 1869. Traducida posteriormente al castellano en 1981 o Avisos a un sacerdote (1884).

LOS CLARETIANOS EN ELMUNDO

 

 

 

-1.- La expansión de la Congregación

El generalato del P. José Xifré duró más de 41 años, desde 1858 a 1899. Cuando empezó su mandato, la Congregación tenía 1 casa y 10 personas; al morir, el Instituto contaba con 61 casas y cerca de 1.300 misioneros.

Una vez que se restauró la monarquía en España en 1875, se pudieron recuperar las casas de las que fue desposeída por la revolución y comenzó una época de expansión, no sólo en España sino también en África y América.

Merecen destacarse las misiones de Guinea Ecuatorial, de Cuba y de México. Los misioneros desarrollaron una impresionante labor apostólica, cultural y social, en muchos casos con enormes sacrificios, incluso de la vida de los misioneros. Baste decir, a modo de ejemplo, que de los 11 misioneros que formaron la primera expedición a Cuba murieron todos menos dos a los pocos días de llegar a la isla.

El crecimiento numérico requería el establecimiento de centros de formación, y con la expansión se hizo necesaria la reorganización jurídica que permitiera un buen gobierno.

-3.- La primera mitad del siglo XX

El proceso de consolidación y expansión fue constante. La Congregación se iba haciendo presente en otros países y desarrollaba su ministerio de la predicación del Evangelio, tanto en sus formas tradicionales (misiones populares y los ejercicios espirituales) como en otras, nuevas para la Congregación (enseñanza y parroquias). Se fundaron revistas y se abrieron editoriales, todo en consonancia con la inspiración claretiana del apostolado de la pluma.

No faltaron tampoco en estos años pruebas y sufrimientos: durante la revolución mexicana (1927) murió mártir el P. Andrés Solá; y en la guerra de España (1936) alcanzaron la palma del martirio 271 misioneros - padres, hermanos y estudiantes -, entre los cuales los 51 Beatos Mártires de Barbastro. En 1949 fueron expulsados de China todos los misioneros claretianos.

-4.- A partir del primer centenario de la Congregación

En 1949 se celebró el primer centenario de la Congregación, que ya contaba con 2.638 profesos y 160 novicios. La Congregación se había internacionalizado: estaba presente en 25 naciones, y el Superior General elegido ese mismo año fue un alemán, el P. Peter Schweiger.
La canonización del Fundador, Antonio María Claret, el 7 de mayo de 1950, marcó un hito congregacional histórico. No sólo era el reconocimiento de la santidad de un hombre, sino sobre todo un respaldo eclesial a la obra de la Congregación. 

Gran importancia tuvo la celebración del Concilio Vaticano II, por lo que supuso también de renovación congregacional, de profundización en la propia identidad claretiana dentro de la Iglesia y de nuevo impulso misionero. Este proceso de renovación se ha ido continuando y reafirmando en los años sucesivos, simultaneándolo con la expansión de la Congregación en África, Asia y el Este Europeo. No sólo se han abierto posiciones en nuevos países, sino también nuevos frentes y actividades pastorales: centros bíblicos, misiones populares renovadas, servicio específico a los consagrados, compromisos concretos por la paz, la justicia y la salvaguardia de la creación, presencia entre pobres, marginados y emigrantes, promoción de medios de comunicación social y del diálogo interreligioso, fundamentalmente.

En 1999 se han cumplido los 150 años de la vida de la Congregación de los Misioneros Claretianos. Garantía de su fidelidad a la misión recibida, a la vez que motivo de sufrimiento y de gloria han sido el martirio de nuestro hermano filipino el P. Rohel Gallardo, en mayo del año 2000, las persecuciones, secuestros y todo género de violencia sufridos en estos años en diversas partes del mundo.

El 31 de diciembre del 2001 la Congregación contaba con 17 obispos, 2.033 sacerdotes, 257 hermanos, 598 estudiantes profesos y 145 novicios, repartidos por más de 60 países en 451 comunidades.

Monseñor Don Javier Travieso Martín - Claretiano dombenitense - Arzobispo de Trujillo (Perú)

SEGLARES CLARETIANOS EN LA PARROQUIA DE SAN JUAN




Además de todo lo dicho hemos de destacar la existencia de un Grupo de Seglares Claretianos que se inició en Don Benito a finales del 2008. Juan Carlos Monroy, de EFAL, en calidad de Asesor regional, acompañó a Paco Durán, vocal de formación de Seglares Claretianos, y a Mamen Espejo, antigua coordinadora regional, al encuentro organizado por un grupo de la parroquia San Juan. Tras la presentación de la vida del Movimiento, y un fructífero diálogo, decidieron algunos comenzar su andadura dentro del Movimiento, citándose para sucesivas sesiones.