jueves, 21 de febrero de 2013

LOS CULTOS DE LAS COFRADÍAS



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 Triduo 2013 - Oración en el Huerto de Don Benito

Con el inicio de la Cuaresma en Don Benito, y en resto de ciudades que preparan la Pascua de la resurrección tras la semana de pasión, estamos inmersos en  el periodo más denso de la actividad cultual de las hermandades.  No olvidemos que el culto está en la raíz misma de la hermandad, es su fin primordial, sin olvidar la caridad, la formación y la catequesis de sus miembros. Vamos, ahora que estamos en el inicio de este período cuaresmal, a hacer una reflexión sobre el sentido de uno de los ejercicios de culto más generalizado: los quinarios, septenarios, triduos y función principal de instituto.

EL QUINARIO

Dentro de los cultos que las hermandades dedican a sus titulares, en la Cuaresma, destaca el quinario, generalmente dedicado a las imágenes cristíferas, aunque no en exclusiva. El quinario es un culto perteneciente al ámbito de la religiosidad popular, por lo cual no se puede considerar como acto litúrgico.


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 Cartel de Quinario de la Hermandad del Museo de Sevilla

En primer lugar decir que los quinarios –cinco días– parecen hacer referencia a las cinco llagas de Cristo, de ahí su duración, nombre y especial dedicación a las imágenes cristíferas. En siglos pasados, la celebración del quinario tenía un carácter penitencial y misional: durante cinco días, los cofrades se preparaban, mediante ejercicios de piedad, meditación, escucha de la Palabra de Dios y sermón, para culminar con el día más importante: la Función Principal de Instituto, en la cual sí que se celebraba la misa y se hacía ejercicio de comunión general. Así pues, para el ejercicio del quinario no hace falta la celebración eucarística. La Hermandad de los Estudiantes de Sevilla así lo sigue haciendo: su quinario es auténtico, con Liturgia de la Palabra, sermón –parte importante del quinario– y adoración al Santísimo.

Por eso,  la llamada Función Principal recibía ese nombre: porque se celebraba la eucaristía y los cofrades comulgaban. El ayuno eucarístico, hoy reducido a una hora antes de comulgar, era en aquellos años muy penoso, ya que había que guardar doce horas –desde la noche anterior–. La práctica de la comunión frecuente no entraba en las prácticas religiosas del pueblo, debido a ese riguroso ayuno previo, y las misas vespertinas eran inexistentes.


 
 Quinario Cofradía de la Buena Muerte - Don Benito 2012


En la actualidad, aunque las hermandades sigan celebrando quinarios, se ha perdido de hecho su primitiva estructura y función. Muchas hermandades llaman quinario a celebrar la eucaristía, eso sí, con rezo previo del rosario la mayoría de las veces. Otras, tras el rosario, hacen el ejercicio del quinario, que suele constar de oración, meditación breve, peticiones al titular y poco más, siempre con prisa y en escasos minutos. Una ocasión perdida, ya que el quinario si que es un acto de culto, no litúrgico, eso sí, pero específicamente dedicado al titular de la hermandad, propio de esa advocación e imagen.

La eucaristía ocupa, prácticamente, todo el tiempo del quinario, ya inexistente en muchas cofradías aunque lo sigan llamando así.

También el concepto de Función Principal sufre esa evolución y ha perdido algo de su sentido original. Si siempre se celebra la eucaristía, en rigor no puede decirse de una eucaristía que sea más principal ni importante que otra.

Aunque no se trata de volver a prácticas ya en desuso no estaría de más recuperar el llamado “ejercicio del quinario” por las hermandades que lo han perdido. Es una ocasión única para honrar a su titular, dedicándole oraciones y meditaciones propias e individualizadas.

Imagen altar de Cultos Septenario  Esperanza Macarena - Sevilla


EL SEPTENARIO  A LOS DOLORES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN


No es fácil encontrar documentación detallada y mucho menos exhaustiva que permita recoger las diversas formas con las cuales la religiosidad popular, en su más amplio sentido, ha expresado y sigue expresando su piadosa devoción a la Mater Dolorosa, más si cabe, cuando el editor de la Bibliografía Mariana , G. Besutti, recientemente señalaba que “la historia de la piedad cristiana con la Virgen María, que padece al pie de la cruz, no ha sido escrita aún por completo de forma que comprenda no sólo al oriente, sino a todas las regiones de occidente. Hay muchos aspectos, incluso importantes, que están más o menos diseminados por todas partes”.

Deberemos de poner en el siglo XI el nacimiento de esta corriente piadosa que se inspira en la meditación y compasión de María al pie de la cruz, pues conocemos como cierto que en el año de 1011 en Herford ( Paderborn) en esta pequeña ciudad de Westfalia se fundó un oratorio dedicado a “S. Mariae ad Crucem”. Posteriormente, a lo largo del siglo XIII será cuando se elabora una devoción a la Dolorosa que a los comienzos del siglo XIV adquiere difusión como devoción a los “Siete Dolores”, encontrando el primer documento que nos revela con exactitud la aparición de la fiesta y celebración litúrgica del dolor de María con fecha del 22 de abril de 1423, mediante un Decreto del Concilio de Colonia, que en reparación por los sacrílegos ultrajes que los husitas habían cometido contra las imágenes del crucificado y de la Virgen al pie de la cruz, que lleva por título “Commemoratio angustiae et doloribus Beatae Mariae Virginis”.

Pocos años más tarde, en 1482 el Papa Sixto IV compone y dispone el insertar en el Misal Romano, con el título de “Nuestra Señora de la Piedad” una misa centrada en el acontecimiento salvífico de María al pie de la cruz, que era llamada “De compassione Beatae Mariae Virginia”, pero también recibió la denominación “De septem doloribus Beatae Mariae Virginia”. La devoción a la Dolorosa que había encontrado un favor especial en las expresiones populares, obtiene su codificación litúrgica en los oficios “de compassione”, en las “misas” y en los “de septem doloribus”. 
 




Septenario Virgen de la Soledad - Don Benito 2012

 
 
Tras el Concilio de Trento ( 1545-1563), se desarrollan unas formas religiosas que se muestran especialmente en las procesiones dramáticas y escenificaciones presentes sobre todo, aunque no solamente, en Italia y España, siendo en este último país, en donde, al no ser solamente administradas directamente por la comunidad religiosa, quizá son las expresiones únicas que de forma periódica quedan patentes de la religiosidad popular, en las cuales se expresa directamente la devoción a la Dolorosa, como es el caso del “Septenario Doloroso”, que arraiga durante el siglo XVI en forma generalizada en el sur de España y en unos puntos aislados de Aragón.


Durante el siglo XVII los Siervos de María propagan la devoción por medio de la celebración de la “Missa de Septem doloribus”, si bien, será en el siglo XVIII y bajo el Pontificado de Benedicto XIII cuando por una orden a toda la iglesia latina de fecha 22 de abril de 1727 se extiende la fiesta del viernes de pasión y se fomenta la práctica del “septenario”, que en este siglo recibirá su práctica un gran impulso por medio de la publicación de tres obras: la primera debida a la mano del aragonés Sebastián Sánchez Sobrino, que verá la luz impresa en Zaragoza, en tamaño octavo, el año de 1756, titulada “Septenario de los Dolores de María santísima, que a la misma señora venerada en la iglesia de P.P. Carmelitas descalzos de Calatayud y Huesca, ofrece y consagra un hijo devoto y esclavo suyo ”. La segunda vera la luz el año 1778 impresa en Valencia por Benito Monfort, y será el libro titulado “Septenario doloroso de María SSma”, que es obra de Antonio Andrés. La tercera se debe al hijo de Alcolea de Cinca, el Rvdo Joaquín Regales Peropadre, quien escribió “Septenario de la Virgen de los Dolores, con una introducción histórica en que se refiere la aparición de las imágenes de Cristo y de María Santísima, que se veneran en la Colegial de la ciudad de Alcañíz. Zaragoza” siendo impreso por Francisco Magallón, en tamaño octavo el año 1792. A los comienzos del siglo XIX, es Pío VII quien fomenta la celebración de los “Siete Dolores” y es tal el arraigo de esta práctica en las poblaciones y zonas en las que se practica, que buena prueba de ello nos la da, la edición en 1873, en plena fiebre cantonalista, en la ciudad de Málaga, donde la Orden Servita publica un folleto titulado “La Corona Dolorosa y septenario de los Dolores de María Santísima”, finalmente, la reforma de Pío X llevada a cabo en los comienzos del siglo XX y la reforma de las rúbricas de 1960 que llevó la fiesta del viernes de pasión a una simple conmemoración, mas el nuevo calendario promulgado en 1969 que redujo la fiesta de los Siete Dolores a una celebración dedicada ala Virgen de los Dolores en septiembre, llevó a esta devoción popular que había alcanzado una línea ascendente en los periodos de codificación litúrgica, inserta eso sí, entre lo popular y lo oficial, venerando a la “Máter Dolorosa” como misterio de dolor, al contexto mas amplio de la salvación por medio de la Pasión de Cristo.


 
 Los 7 Dolores de la Virgen

Cuando se celebra el Concilio de Trento a mediados del siglo XVI, entre sus conclusiones se valora notablemente la enseñanza catequética por medio de las imágenes, es por esto, que como un impulso arrollador, se produce la constitución de hermandades y cofradías por todas las poblaciones españolas de una manera asombrosa. Entre las primeras “Cofradías de Penitencia” que son las más antiguas, existían algunas que se centraban en el Misterio de la Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, como las “Cofradías de la Preciosísima Sangre” o las de “la Santa Cruz”, si bien algunas en menor número estaban dedicadas a contemplar los Misterios como vividos por María en sus “Dolores” o en su “Soledad”.

EL TRIDUO


La mayoría de Hermandades y Cofradías suelen utilizar este culto de tres días  en honor a su titular manifestando así la devoción a la Virgen, a Jesús o a los santos que formen parte de la misma como cotitulares. 


Triduo al Santísimo Cristo de la Paz -  Don Benito 2012

El triduo puede ser rezado en los días de culto que la cofradía dedique anualmente a sus titulares, bien con motivo de la Cuaresma, o en las fiestas de la exaltación de la Cruz en el mes de septiembre. En ese caso se hará al final de la misa, una vez distribuida la comunión, en el momento de la acción de gracias. Estando el pueblo en pie, todos leen las oraciones comunes para todos los días inicial y final. Y un lector, desde un lugar destacado, lee la meditación para cada día.


 Triduo a la Virgen del Consuelo - Don Benito 2012




También el triduo se puede hacer de manera particular por cualquiera de los fieles y devotos de los titulares de la Hermandad, tres días seguidos o en tres días distintos no correlativos, como por ejemplo los tres primeros viernes de cada mes. Se rezará el triduo a ser posible en la capilla donde tenga su sede y ante la imagen de Nuestra Madre o de Cristo Jesús. Si no es posible se hará ante una estampa u otra imagen de los titulares.  Puestos en pie se irán rezando todas las partes. Primero la oración inicial de todos los días, después de la meditación para el día correspondiente, se hace la petición de la gracia que se desea conseguir y se reza Ave María y Gloria, para terminar con la oración final y el rezo del Ángelus, o bien con el rezo del PAdrenuestro, para finalizar con la particular oración concebida para la citada advocación.



Triduo al Santísimo Cristo de Medinaceli - Don Benito 2012

El rezo de estas oraciones es breve y sencillo por lo que se recomienda que se haga de manera tranquila, sin prisas y poniendo la atención adecuada a lo que se está diciendo en cada momento.

A la Virgen Santísima ..... o al Santísimo Cristo .....,  consagramos esta acción y le pedimos su bendición para que este triduo nos alcance abundantes bendiciones espirituales y material, para mayor gloria de Dios y salvación de nuestras almas.




LA FUNCION PRINCIPAL DE INSTITUTO

Dentro de los cultos que las hermandades y cofradías dedican a sus Titulares destaca entre todos la llamada Función Principal de Instituto. Se celebra como remate a unos cultos previos, generalmente quinario cristífero.

Recibe ese nombre porque en los siglos pasados en el quinario precedente no se celebraba la Eucaristía, que no era elemento esencial de un quinario ya que el objeto de esos cinco días era el de llegar, mediante la meditación, el ejercicio piadoso del quinario, escucha de la Palabra, actos eucarísticos de adoración y la predicación al gran día, el día de la Función, que por eso se llamaba Principal. Escasas hermandades mantienen hoy día ese esquema.

En realidad, los ejercicios de piedad (ya que no son otra cosa los quinarios, triduos y demás) tenían antiguamente un sentido de preparación, durante el cual mediante el Sermón, único medio de la Iglesia para transmitir sus mensajes evangélicos en aquellos tiempos, y mediante la meditación de los misterios de la Pasión, se invitaba al cofrade a una conversión, que culminaría recibiendo los sacramentos del Perdón y de la Eucaristía en la Función Principal, que por eso recibía tal nombre. La celebración de la Eucaristía no es pues esencial en los ejercicios de piedad, aunque si es la culminación de esos cultos. En este sentido, podría afirmarse que la llamada Función Principal sólo lo es en la mayoría de los casos por la solemnidad o tradición, ya que en sentido estricto, al celebrarse siempre la Eucaristía en rigor no puede decirse de una Eucaristía que sea más principal que otra. 

 


 Función Principal de Instituto de la Hermandad de San Roque - Sevilla
En esa Función Principal si que se celebraba la Eucaristía, en la que previa confesión, se hacía comunión general de los hermanos. Cierto es también que la práctica de la comunión frecuente es muy moderna, siendo en siglos pasados ésta una práctica más bien excepcional debido entre otras cosas al estricto ayuno eucarístico que había que guardar para comulgar (desde la medianoche anterior), lo cual no favorecía esta práctica y forzaba por añadidura la inexistencia de misa vespertina. Pío XII en 1953 mitigó el ayuno, que pasó primero tres horas y posteriormente a una hora antes (CDC 919).

Actualmente la Función Principal de Instituto consiste en Misa solemne con Sermón, y al Ofertorio Protestación de Fe, con juramento solemne de creer y defender las verdades fundamentales de nuestra religión, con especial referencia a la defensa de la pureza inmaculada de la Virgen y posterior beso al Libro de Reglas con la Presidencia de la hermandad como testigos. Las Reglas ordenan que los hermanos deben portar la medalla de la hermandad en todos estos cultos. También las Reglas suelen incluir la fórmula de Protestación de Fe, que en algunos casos no estaría de más actualizarla con una redacción más acorde a los tiempos actuales.

Algunos consejos prácticos
 
Los ministros deben cuidar su indumentaria, procurando que el cuello de la camisa no asome por encima del alba y llevando calzado adecuado.

 



Cartel del Cultos Hermandad de los Estudiantes de San Lucar


Los lectores que suban al ambón a proclamar las lecturas es más correcto que lo hagan al mismo tiempo, haciendo reverencia al altar. Cuando el primer lector acabe la primera lectura y el salmo se aparta para que el segundo lector proclame la segunda lectura. Después, ambos bajan y coordinadamente repiten la reverencia al altar y ocupan sus sitios en la nave.

Si se hace procesión con las ofrendas no se olvide que lo primero que se presenta es el pan y el vino y después lo demás que se lleve al altar. Si se ha preparado la Oración de los fieles deben seguirse las normas dispuestas para su confección. Con uno o dos lectores máximo es suficiente.

El turiferario, además de incensiar al presidente y a los concelebrantes, debe incensiar también al pueblo que lo recibe puesto en pie. La costumbre de incensiar expresamente a la Junta de Gobierno no procede ya que el pueblo la incluye.
 
Los acólitos no deben establecer una barrera entre el pueblo y el presbiterio. Tampoco es adecuado que salgan durante el sermón.

Terminamos puntualizando que el día de la Función Principal es el día del año más importante para la hermandad, aunque la mayoría piense más en la estación de penitencia, que no deja de ser una acto de piedad popular paralitúrgico con el que todos soñamos pero nunca comparable a la celebración eucarística.




Con esta entrada de Blog, dejamos constancia de los actos principales que desarrollan nuestras Hermandades y Cofradías, dando la importancia que se merece a cada uno de ellos, y teniendo en cuenta que la solemnidad que ha de imperar en los mismos, ha de ser seña de identidad para dignificar la devoción a los titulares de cada corporación.
 

Fuente: http://la-liturgia.blogspot.com.es