miércoles, 22 de mayo de 2013

EL MISTERIO EUCARÍSTICO DE MATILDE TÉLLEZ




Próximos a celebrar en Don Benito,  las Fiestas en honor a la Beata Madre Matilde Téllez, nos volvemos a acercar a su figura, no tanto desde el punto de vista biográfico, como de sus palabras y motivaciones, sus enseñanzas y su vinculación con la devoción que sentía por Jesús Sacramentado.

La Madre Matilde Téllez Robles, Fundadora de la Congregación de Hijas de María Madre de la Iglesia, nació en Robledillo de la Vera (Cáceres, España) el 30 de mayo de 1841. Abrió la primera casa de la Congregación en Béjar (Salamanca, España), el 19 de marzo de 1875. Murió santamente en Don Benito (Badajoz, España) el 17 de diciembre de 1902. De espíritu profundamente eucarístico y mariano, su vida se realizó en un ardiente amor a Dios y en una generosa entrega al servicio de los hermanos: enfermos, pobres, jóvenes y niñas, especialmente huérfanas y necesitadas. Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 21 de marzo de 2004, en Roma.



Matilde pasaba muchas horas en oración ante el Sagrario, y de su amor a Jesús Eucaristía nace el Instituto Religioso que fundará un 19 de marzo de 1875, Solemnidad de San José, en Béjar, provincia de Salamanca, Diócesis de Plasencia, en España. Ese día se han dado cita, en la Iglesia de Santa María, ocho jóvenes dispuestas a emprender la gran aventura de fundar un Instituto Religioso. Matilde no cabe en si de gozo pero está inquieta. Al terminar la celebración de la Eucaristía comprueba con sorpresa que tan sólo una de las jóvenes ha acudido a la cita: María Briz, que pocos días antes había dejado a su novio para entregarse a Dios y al servicio de los hermanos necesitados. Pero Matilde no se arredra y sola, con su única compañera, emprenden la marcha hacia la casa en la cual comenzará la Fundación. Ella misma en sus Escritos Espirituales lo narra así: "Aquel venturoso día de San José, las dos se reúnen en su casita. Solas entran, bendicen al Señor, que aman más que a su vida, y éste las corresponde como sabe hacerlo a sus amadas... guardan soledad unos días... y meditando les dice Jesús: ¿Dónde están mis pobres? ¿Dónde mis niñas y jóvenes? Al instante, poned Jesús mío, dulcísimo consuelo, tus órdenes que hemos venido a cumplirlas...


EUCARÍSTICA:

Sus Escritos Espirituales y su vida ponen de manifiesto que la Eucaristía fue su centro, lo que más llama la atención de su alma es la Eucaristía-Comunión y la presencia permanente de Jesús Sacramentado, todo ello perfectamente coherente con el clima espiritual de la época que le tocó vivir.

Esos dos aspectos del Misterio Eucarístico ella los vive con locura como lo ponen de manifiesto los siguientes párrafos: "¡Cuánto amaba a Jesús Sacramentado!. ¡En medio del invierno ardía al acercarse a un Sagrario!."

"... ¡Está loca mi alma; mi razón no se encuentra!. Es que ha salido mi espíritu preguntando: ¿quién no amará al Santísimo Sacramento? ¿Quién en sus aspiraciones y deseos, no descansa en su altar de ventura? ..."

"... Estando Sacramentado, ¿cómo es posible vivir lejos de un Sagrario?. Todo el poder del cielo quería tener, cuando me vienen los deseos de meterme en un Sagrario".

"Paso las horas a tu lado y me retiro con más deseos de estarme". "No habiendo en mi corazón sitio para hacer un Sagrario me tengo de llamar desgraciada".

"...¡Dígame todo el mundo y todo el cielo!: ¿Qué hay más grande que JESÚS SACRAMENTADO?. ¡Sus dulzuras, sus abrazos, sus abrumadores consuelos, son vida del alma y hartura necesaria del cuerpo!..."

"¿Dónde se gozará más que a los pies de nuestro Salvador? Todo lo que dan en cambio es nada; no se puede admitir lo que no se llama: Jesús Sacramentado, Sagrario, Comunión, Acción de gracias o adoración."

"Es el enemigo de mi bien, el que desea que yo esté contigo poquito. Pero María me acompaña a todas horas y no deja de recordarme un Sagrario"."Quisiera ser un cielo de perfección, para poder resistir el calor que despide el Sacramento..."


 

 En la Eucaristía contempla todos los misterios.                        

 "Todo es Sacramento en mi  camino". Todos los días, sabe a Sacramento el mundo...¿Qué dirán los ángeles, cuando nos vean oficiosas comulgando?."

En todos estos pensamientos y en muchos más vemos en M. Matilde una mujer enamorada de Jesús Sacramentado. Por eso decía también ella: "Querría poblar el mundo de adoradores del Sacramento adorable".

Todo este florilegio es más que suficiente para decirnos del fervor eucarístico de M. Matilde. Anotemos que ella desde seglar comulga todos los días, cosa no muy frecuente en aquellos tiempos. Luego será práctica también de su Congregación, adelantándose en esto a lo que será luego general después de los decretos de San Pío X.


"Uno de los puntos de la regla es comulgar todos los días, dejando entre la semana uno en reverencia del Sacramento...".

También nuestra Congregación cultiva la adoración al Santísimo Sacramento regularmente durante siete horas al día, turnándose las hermanas. Con el espíritu de desagravio, muy en consonancia con el ambiente piadoso del siglo XIX.

 

Y vivirán una presencia Eucarística constante, siempre con Él, fomentada por las visitas repetidas al Sagrario. Este clima Eucarístico constituye el espíritu, el secreto esencial, de la Congregación.

Toda su vida gira entorno al Sagrario. Vivió todo el misterio de Dios desde el misterio eucarístico. Se siente llamada a ser "adoradora perpetua", es la forma que ella intuye como respuesta, al amor permanente de Jesús en el Sagrario. Sin embargo, la "adoración" de Madre Matilde no termina ante el Santísimo.

Su originalidad eucarística consiste en la fusión vivida, sin confusiones, entre Cristo-Eucaristía y el hermano pobre. Así lo expresa con toda claridad en sus Escritos Espirituales.

"Nosotras, Jesús mío, siempre contigo, ya sea a tus plantas postradas, ya sea en la persona del pobre enfermo, ya del párvulo inocente o de la juventud ignorante, de todo el que llame a nuestras puertas".


  Alumnos del colegio Sagrado Corazón con la imagen de la madre Matilde, al fondo.

MARIANA:

Desde muy niña, Matilde Téllez, experimentó un grande y filial amor por la Virgen, que se consolidó en su juventud al calor de la Asociación de Hijas de María de Béjar, de la cual fue presidenta durante largos años.

Pronto descubrió que la devoción a María no consistía sólo en encomendarse a Ella, sino en experimentarla como Madre y Maestra, dejándola que formara su corazón, que la acompañara en su oración, y fuera su intercesora y mediadora en sus relaciones con Jesús. Esta devoción de Madre Matilde a la Virgen tiene, lógicamente, proyección en la fundación del Instituto, el cual "está íntimamente vinculado a la Virgen María, a quien tenemos como titular y patrona bajo el título de Madre de la Iglesia, (...) la veneramos con amor  y confianza filial, y nos entregamos a Ella (...) para que nos forme según el Evangelio y nos guíe a la Eucaristía. Animadas de su amor, cooperamos en su función maternal realizando nuestra misión evangelizadora.

NAZARETANA:

La Sierva de Dios dio a sus comunidades por modelo a la Sagrada Familia de Nazaret, formando en este estilo, a las primeras Hermanas con las que vivió en comunidad. Este modelo de vida nos induce a distinguirnos por un estilo de vida sencillo y humilde, alegre y satisfecho, sin ambicionar nada.


SU CARISMA

Los rasgos fundamentales del Carisma de las Hijas de María Madre de la Iglesia se podría resumir así: la centralidad de Cristo Eucaristía y María como Madre y Maestra.

"La experiencia espiritual del amor de Jesucristo en la Eucaristía, es la fuente originaria de nuestro Carisma, de nuestro espíritu y de nuestra misión evangelizadora en la Iglesia". "De la Eucaristía nace en nosotras una viva respuesta de amor a Jesucristo y en Él y con Él, a todo el mundo, llevando la buena nueva del amor del Padre, con preferencia y de una manera integral, a los pobres, a los pequeños, y a los que sufren.

Nuestra ambición es estar siempre con el Señor, ya haciéndole compañía en el Sagrario, ya sirviéndole en la niñez y juventud necesitada, en la persona del pobre enfermo o de todo el que llame a nuestras puertas".

Transcribo  de los Escritos Espirituales de Matilde los números 263 y 264 en los que podemos descubrir muy claramente su espiritualidad; esta experiencia la vive un 19 de marzo día de San José, fecha en la que quiso fundar el  Instituto en honor a este santo, se distingue también la efusión del Espíritu Santo con tanta fuerza que llega hasta nuestros días en la marcha del Instituto  a través de todas las obras

 
“Sola, con solo la mantilla y camino del templo emprendí mi jornada; llegue al campo del gozo y amor, el Sacramento de amor, que aquella mañana entro en mi pecho, haciéndome confianzas y animándome al combate. ¡El sabía lo que me esperaba! Gozosa, cual nunca, le estrechaba en mi pecho, sin poder articular palabra; con toda la efusión de mi alma le quería demostrar agradecimiento que le juré por toda mi vida; pero sin decirle más que: ¡Te amo, Dios mío!, ¡con este amor que siento no puedo!.....pero era necesario pasar aquellos momentos supremos. Adelante y enamorada seguí a mi Amado. Marche desde entonces recibiendo lo que me envío. Forrada de su voluntad, alimentada de su precioso cuerpo, eche a andar robusta y decidida como bien me acuerdo escoltada de un lúcido ejército bien armado y como provista de grandes provisiones.
    Aturdida por mi estado, no me daba razón que era aquello que me había puesto tan robusta y tan valiente. ¡Adelante! Cuando me encontré a la compañera que me había quedado… ¡Adelante! Me contó la derrota. ¡No acobardarse! ¡Adelante! Después la persecución para destruir el pensamiento que delante y ante un sagrario recibiera. Y confiada, dije: ¡No acobardarse! ¡Adelante! El demonio la más encarnizada guerra hizo. ¡No importa! Era preciso mucho para referir detalles, pero a todos y siempre ni he temido ni me acobardé. Ante la misma muerte dije: ¡No importa! ¡Adelante!...hijitas, sin fervor en todos los actos no viváis y en la práctica de la caridad sin celo por la gloria de Dios tampoco….”     

MISIÓN


Desde la misma actitud que caracterizó la obra de Matilde, tratando de ser, como ella, mujeres de ojos abiertos para ver, y manos abiertas para acoger, sus hijas, a lo largo de casi un siglo, han buscado y buscan hoy, mantener viva esta ambición de Matilde:






ORACIÓN A LA MADRE MATILDE


En luz de eterna gloria -paloma mensajera-
te elevas, dulce Madre, y muestras el camino
del encendido pan, del amoroso vino
y tu mirada azul respira primavera.

Amada del Señor en tu niñez primera,
rendida a su querer, hallaste tu destino:
ser toda de Jesús, gozar su amor divino
y dejarte llevar por su amistad sincera.

Los pobres que Él te diera, tesoro inestimable,
en tu bondad se miran y en tus entrañas hallan
nido y hogar de amor, mujer incomparable.

Matilde bondadosa, no niegues tu consuelo
a los que viven tristes y a los que siempre fallan:
abre a todos los pobres tu corazón de cielo.

AMÉN
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El autor de esta oración es Jesús Bermejo CMF.